CUENTOS AL REVÉS PRESENTA:
Esta es la historia de una princesa guapa y muy débil…
-¡NO! Esta historia es al revés, no puede ser la princesa la débil…
Bueno, empecemos de nuevo:
Esta historia de una joven que había nacido para ser princesa, pero ella no estaba preparada; ya que le gustaba jugar al fútbol, baloncesto...y nunca le había gustado jugar a las casitas, ni con muñecos…
-¡Mamá, yo no quiero ser princesa y se acabó!
-Hija mía, tu padre y yo hemos decidido que sí serás princesa, ya que tu abuela te ha nombrado a tí como su heredera.
Bueno, Ana decidió contar su problema a todas sus amigas y…
-¡¿CÓMO QUE NO QUIERES SER PRINCESA?! ¡Pues déjame a mí…!
-Vale, por mí, yo no quiero…
Al fin llegó el día no querido de Ana, se iba con su abuela al palacio y visitaría a sus padres una vez al mes.
-Mamá, ¿de verdad me vas a dejar hacer algo que yo no quiero hacer?
-Hija, es por tu bien.
Cuando Ana llegó al palacio y vio su nuevo cuarto…
-¿QUÉ ES ESTO? Yo ni loca me pongo esos vestidos rosas, de brillo y esos tacones.
-Es hora de presentarte al príncipe con el que te casarás.
¡YO! Con ese ni loca. Si me caso será con alguien al que yo quiera y que yo elija, no que nadie me lo elija.
(Se nota que no le gusta, pero será obligada a casarse con él por su abuela)
Un día soleado, de paseo por los jardines del palacio, la princesa Ana escuchó unos gritos de alguien que venían desde la torre más alta.
Ana preguntó que quién había allí arriba y le respondieron que era el príncipe Juan.
Ana subió trepando y le dio igual mancharse ese vestido tan “horroroso”.
Salvó al príncipe de “una enorme araña que iba a atacarle”.
Después Ana, por curiosidad le preguntó a Juan:
-Una cosita, ¿a ti te gusta ser príncipe?
-No, pero me veo obligado a serlo y a casarme con quien elijan para mí, pero el problema es que yo estoy enamorado de alguien que estuvo conmigo en el colegio antes de ser príncipe, se llama Ana Sánchez, se parece mucho a ti.
-Pues a esa Ana Sánchez la tienes delante de ti. Tú debes ser Juan López, el niño que me gustaba y me sigue gustando.
-Decidieron hablar con sus familias y explicarles que los dos se querían, pero que no estaban preparados para ser príncipe y princesa. Así que pensaron que la mejor idea era la de compartir una casa en el campo hasta que fueran algo mayores y, por supuesto, sin vestidos “horrorosos” ni tacones incómodos.
AHORA
¡Queremos un mundo justo como este cuento!
Carlota Rodríguez. 5º B