MANU Y LA
PLAYA ROJA
Érase una vez un niño llamado Manu, era alto, de ojos marrones y pelo negro,su padre el capitán Fragata, aventurero millonario dueño de tres buques y de dos trasatlánticos, que buscaba aventuras por todo el mundo y siempre llevaba consigo a su mujer Matilde y a su hijo Manuel (conocido como Manu).
Un día el capitán Fragata reunió a su tripulación y les dijo:¡ he estado pensando que durante estos últimos diez años hemos estado buscando y viajando detrás de miles de tesoros algunos nos ha costado más encontrarlos y otros menos, pero todos los tesoros los hemos encontrado y cada vez nos hemos hecho más y más famosos entre todos los marineros, pero para obtener todos los tesoros del mundo, tenemos que encontrar el tesoro de la Playa Roja que como todos muy bien sabéis está escondido entre el Cabo del terror y la Playa de las Dunas, para obtenerlo tenemos que navegar durante mucho tiempo hasta muy lejos y para ello necesito que todos los que quieran venir conmigo den un paso hacia delante y los que no, pueden retirarse, solo dos personas no se atrevieron a decir que sí, el resto estaba dispuesto a hacer lo que fuera por su capitán, ya que os podéis imaginar el capitán había salvado muchas vidas y ayudado a muchas personas.
Salieron un normal y corriente lunes y de momento todo iba bien, los marineros limpiaban la cubierta e izaban las velas, la cocinera Matilde preparaba la comida y Manu subido al mástil vigilaba la proa.
Todo fue bien el resto del día y el día siguiente mucho no cambió y así el resto de la semana, pero el lunes de la semana siguiente pasando por el puerto de Portugal, el mar empezó a levantarse y revolverse y tuvieron que parar el viaje y pasar la noche en el puerto en un hostal cercano.
El capitán se encontró con un amigo suyo llamado Barba Roja que por gran casualidad también iba a las Playas Rojas y le ofreció a Fragata que si quería seguir el viaje con él, para encontrar el tesoro había recibido cursos de buceo y el capitán aceptó, éste le dijo que tenía un mapa del tesoro y que la búsqueda ya la tenía totalmente planificada ( llevaba años planificando poder encontrar aquel botín).
Pasadas unos días izaron las velas y se pusieron en marcha con la operación la Playa Roja. El resto de la semana fue bastante bien repitiendo día tras día lo mismo en ambos barcos, pasaron semanas, meses y al tercer mes en agua llegaron por fin a la Playa de las Dunas y decidieron pasar allí la noche.
Al capitán se le notaba nervioso, porque se había pasado toda una tarde revisando el mapa, había escritas unas frases en latín y le estaba costando bastante descifrarlas, de momento había averiguado una parte:
-Cuando el sol se asoma por el ventanal un sendero teñido de rojo vivo contemplarás asomarse con cautela.
Y la otra parte le costó más averiguarla pero tras toda una noche en vela obtuvo un perfecto resultado decía así:
-Entre dos altas velas verás un sendero rojo síguelo con la mirada y allí verás toda la Playa Roja pero solo podrás hacerlo cuando el sol tan pintoresco salga a tomar el fresco (por si no os habéis dado cuenta con velas se refieren a dunas porque en las playas no hay velas gigantes).
El capitán reunió a toda su tripulación y les dijo:
¡He conseguido descifrar las frases y mañana al amanecer encontraremos la Playa Roja detrás de las dunas así que todos los marineros que quieran bucear que se preparen!
Y así hicieron cuando atravesaron las dunas encontraron como decía el mapa la famosa Playa Roja que la llamaban así porque al darle el sol de frente era totalmente roja por el reflejo.
Se acercaron al mar y todos se tiraron al agua, tras horas de búsqueda encontraron el barco en el que solo había mugre después de tantos años enterrado no había mantenido el tesoro pero aun así si tenían un tesoro el de la amistad eterna entre todos y el cariño que se habían cogido era como o incluso mejor que un tesoro.
FIN
Carmen 5ºB